lunes, 9 de noviembre de 2020

La próxima (gran) migración ecuatoriana

Los que tenemos más de 30 o 35 años recordamos como hace unos 20 años, a fines de los 90, debido a la crisis económica del país, un gran número de compatriotas emigró hacia el exterior, principalmente a Europa y Estados Unidos. Si bien la migración al exterior no era algo nuevo, la cantidad de personas que migraron fue tal que había pueblos en ciertas zonas del Ecuador donde casi no habían familias completas, porque el padre, la madre, o ambos, habían salido. Lugares donde se construían casas que no habitaban nadie, porque los dueños estaban fuera. Hoy en día parte de esos compatriotas han vuelto, pero la gran mayoría se radicaron definitivamente afuera, y solo vienen de vacaciones.

Ahora, producto de la crisis económica actual, incrementada por la pandemia del Covid-19, y por las políticas económicas de recortes en las universidades, se viene una nueva emigración. A diferencia de la anterior, que tuvo impacto social negativo, pero que económicamente fue positiva para el país, por el ingreso de las remesas que enviaban los migrantes; esta tendrá principalmente un impacto negativo a mediano y largo plazo. Se trata de la migración de los científicos e investigadores ecuatorianos.

El programa de becas de posgrado que promovió el gobierno anterior (de la cual este servidor es beneficiario, y por eso puedo escribir sobre el tema con conocimiento de causa) le dejó al país un número considerable de profesionales con un título de maestría o doctorado. El requisito para devengar o "devolver" la beca era trabajar en el país, aunque los parámetros de ese trabajo han ido cambiando con los años, para adaptarse a la falta de puestos suficientes en el sector público y en las universidades, que era donde en principio irían a aplicar la formación adquirida. 

Ese fue justamente uno de los errores de planificación del programa de becas: se dieron becas a muchos profesionales, sin estimar correctamente si iba a haber plaza de trabajo para todos. Sin embargo, podemos decir que la balanza terminó siendo beneficiosa para el país, por el número de profesionales altamente preparado en universidades del mundo. A nivel de investigación y desarrollo, los números de investigaciones y publicaciones científicas se han incrementado considerablemente en los últimos años, producto de entre otras cosas de los programas de becas, así como del proceso de mejoramiento de la calidad de las universidades.

Pero aquí empieza el problema. Debido a la situación financiera del estado, se vienen dando recortes en las universidades desde hace un par de años, lo que limita la posibilidad de desarrollar investigación. Esta situación ha llegado a su punto más crítico este año, producto de la crisis por la pandemia. Tenemos profesores e investigadores, con alto nivel de formación y capacidad, que están sin trabajo o que no se sienten a gusto en donde están ahora (en mi caso ahora mismo estoy sin un trabajo fijo, a pesar de tener un Doctorado en Informática). Y en muchos casos Este es un ejemplo en el que incluso, debido a errores en la gestión de quienes hacen seguimiento a la beca, la persona se encuentra ahora con una deuda con el estado:

 

Hay muchos casos como este que se comentan en redes sociales. ¿Y cual va a ser el resultado de esto? Que los científicos e investigadores mejor calificados se van a ir a extranjero. ¿Por qué? Pues porque cuando uno va a hacer un posgrado en el extranjero suele seguir en contacto con quienes fueron profesores, tutores, o directores de laboratorio/departamento; y sabemos que en otros países siempre se están abriendo oportunidades para trabajar en investigaciones. Y obviamente a quienes van a preferir es a los que se destacaron más, es decir que esos son los primeros que se van a ir.

Alguien puede decir "pero bueno, así se abren oportunidades de trabajo para los que no tienen ahora y se queden", pero no es tanto así. El país pierde por dos razones. Primero, se irán los mejores, sean que tengan trabajo o no, y es muy probable que los que se queden no tengan el mismo nivel o calidad (ya sabemos que hay quienes han obtenido, como se dice, "doctorado en aplausos", pero bueno, eso sería material de otro post). Y eso, sumado a los recortes en las universidades y la disminución en la exigencia de los indicadores para acreditación de las mismas, hará que el nivel de investigación y desarrollo baje.

Segundo, a diferencia de la migración de fines de los 90, los científicos o investigadores que se vayan seguro lo harán con su familia, y va a hacer su vida por allá el tiempo que crean necesario. Es decir, no esperemos que estén enviando remesas, al menos no la mayoría. Que puedan ahorrar para traer algo es diferente, pero no va a haber la inyección económica que impulsaron los migrantes de hace dos décadas.

La fuga de cerebros del nivel que ejemplificaba arriba, nos va a traer consecuencias a mediano y largo plazo, porque va a ralentizar el desarrollo por investigación e innovación. Y no hay indicios de que las condiciones mejoren, porque no los actuales candidatos presidenciales han manifestado alguna propuesta al respecto, y al parecer ni la situación económica del país permitirá un enderezamiento de rumbo.


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